OdI: 37: Gatillero

Tal parece que demasiadas personas están convencidas que el tener una pistola de dardos de niño te convierte en un matón potencial de adulto. En los setenta jugamos con armas de juguete y rifles de copitas hasta el hastío y creo que una amplia mayoría no somos matones, ni nos interesa serlo. Pero quienes ponen el grito en el cielo parecen haber olvidado su infancia.
El que un niño juegue a ser soldado o policía no tiene nada de malo, de hecho es útil para incentivar su sentido de la justicia y la ley, además de desfogar el lado agresivo que todos tenemos de una manera inofensiva. En cuanto a sus juguetes, estoy de acuerdo en que sean fácilmente distinguibles de un arma real.
Estos juegos son tan elementales que se perpetuan en la edad adulta, con el "Gotcha". Tengo dos años practicando ése deporte y no por ello me ha apetecido disparar un arma de fuego real, ni siquiera informarme más sobre ellas. Yo juego a dispararme con bolas de pintura y entre amigos, a sabiendas que lo peor que puedes causar es un morete.
Siendo simples, el juego nos devuelve a nuestra niñez, tomando roles durante un rato y compartiendo risas con los amigos. Pero ello no quita que a veces nos vean cómo matones en potencia o miembros de un cártel.
Incluso hay que tener cuidado con la policía y ejército reales cuando se va a los campos de juego y más si se sale de la ciudad: no llevar ropa camuflada, la marcadora desarmada, dentro de una mochila y en la cajuela del vehículo. Si te toca una revisión, muchos de esos profesionales te ven con condescendencia... conocen la diferencia entre realidad y fantasía.
Puedes hablar del juego y explicarlo, a muchos les atrae, otros dan el avión y los últimos siguen convencido de que éres un criminal en potencia... aunque en el fondo uno sea un niño jugando policías y ladrones.