martes, marzo 01, 2011

Amor en tiempos de Buchonas


Blog que Mejor No Publicaron en El Universal

Actualmente la cirugía estética más socorrida dejó de ser la de nariz, aplastada por la demanda de senos (no los nasales), supongo que las mujeres por fin entendieron a que se refieren los hombres al decir que lo primero que ven en una mujer son "los ojos".

Quizá también se deba a que se malentendió la novela, "Sin tetas no hay paraíso", donde una chica se prostituye para poder operarse los senos, requisito para ligarse a algún narquillo que le de el nivel de vida que desea. Lo que pretendía ser una fábula advirtiendo acerca de los peligros al respecto fue el "manual" para algunas chicas. Les dicen "buchonas".

Sin embargo, donde las buchonas la tienen dificil en una serie de sacrificios como los que narra la novela, pocas veces vemos el lado masculino de la historia.

Imaginen a Juanito, un chavo común y corriente de 16 años, que ve alelado los videos de raperos o banda donde todos los músicos parecen llevar embarrada a una sexy y voluptuosa buchona. Hay una chica así en la cuadra, sin embargo ella ya hizo su inversión y sabe lo que quiere... que no es Juanito.

Lo primero que hace nuestro héroe es lo más económico, hace que le llamen "Yoni", "Yei" o "Yawar" -por que los de los narcocorridos siempre tienen apodos así, chidos chidos-. Como no toca ni el timbre, el siguiente paso es tener un buen look. Las buchonas y semejantes ya no se conforman tan fácil con un gordito de buen corazón, a menos que les de su camionetota, pague su tarjeta de crédito y más temible aún, su cuenta de telefono celular.

Ellas hicieron dieta, pasaron por el quirófano y aprendieron a bailar reguetón o tubo, así que esperan que su galán al menos haga un sacrificio semejante. Por eso "Yoni Yawar" va al gimnasio para tener su six pack en el abdomen -no bebido- y unos pectorales que hagan pensar que comparte sostén con la chava que desea conquistar.

Tres semanas y dos idas al gimnasio después no nota cambios. Entonces descubre que afortunadamente hay anabólicos, inyecciones de aceite o botox y una variedad de cirugías que le pueden proveer de lo que crea que le falta. Cada quien sus inseguridades. Se acabó los ahorros y empeñó las joyas de mamá.

Cuando "El jefe Y" ya tiene el look adecuado, descubre que la chica ya lo voltea a ver, pero aún le faltan los recursos. Uno es la camionetota, que no sólo cuesta una fortuna de agencia, sino que aún debe ser "pimpeada", lo cual cuesta lo mismo o más. La ropa de marca resulta barata en comparación. Luego de ello debe poder proveer de desperdicios. Desperdicio de una cena que apenas prueban, de botellas de lujo que dejan a medias para evidenciar el despilfarro, y de neuronas y fosas nasales despedazadas por cocaína.

Nuestro héroe se ve en una encrucijada, o bien empieza a planchar las tarjetas de crédito hasta que parezcan celofán, o se hace criminal. Ambas opciones dan una gran vida antes de caer en la cárcel o la miseria, la segunda da la opción extra de ser asesinado, pero tiene menos requisitos que las tarjetas de crédito.

"Yei" es un hombre con una misión y opta por la segunda opción, consigue sus objetivos y termina con un obituario en "El Gráfico". Irónicamente una de sus "exs" modeló en el mismo número.

Luego dicen que el amor es gratis.