sábado, junio 30, 2007

La Musa del Ocio

Escribir por escribir, tan solo empieza a escribir y las palabras seguirán fluyendo. Algo así dice el personaje escritor de Sean Connery en la película «Finding Forrester», de Gus Van Sant. Asi que aquí estoy escribiendo e suponiendo que alguna idea vendrá a mi mente, algo que decir, algo que publicar, algo que no lo dejen de leer en el primer párrafo.

Eso bastó para que muchos dejen de leer.

Viernes por la noche y estoy sólo en casa, tratando de decidir si seguir escuchando música, encender el xbox, ponerme a leer un libro... o seguir escribiendo en espera de esa original idea que dará un toque de valor a estas letras.

Supongo que en un momento como éste es cuando las musas deberían aparecer como una Sharon Stone resplandeciente. Pero ése no es su estilo... si lo fuera la mayor parte de los artistas de la historia se hubieran abalanzado sobre la musa en vez de escribir, pintar o componer mirándola... los que no se lanzaron es por que ya estaban demasiado idos con la droga en turno.

La creación no surge de la visión de una mujer bella, en todo caso aparece cuando la mujer bella ya despedazó el corazón del creativo. La creación surge del dolor y la insatisfacción o del mero ocio de empezar a preguntarse "¿Que pasaría si...?" y dar una respuesta novelescamente larga.

¿Doy otro trago a la cerveza o enciendo un cigarrillo? Ya estoy empanzado y el cigarrillo me recuerda que acabo de apagar el anterior... ya me roba el oxígeno el desgraciado. Sigamos escribiendo.

Que pasaría si.... se me apareciera una musa ahora. Seré mojigato pero creo que primero que todo abotonaría mi bragueta... luego procuraría no aventarle la cerveza o buscar a mi esposa escondida por ahi aguantándose la risa por mi susto... Pero, ¿Como me gustaría que fuera mi musa?

Muchas bellas me vienen a la mente... Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Milla Jovovich, Adriana Lima, Bárbara Mori, la esposa de Humphrey Bogart cuyo nombre siempre olvido... pero, aun suponiendo que consiguiera un licuado de todas ellas o una sola -hasta una vagamente parecida- ¿Como ponerme a escribir pudiendo invitarle una chela?

Quizá tengan una escencia etérea que les impida beber o ser tocadas, ¿Como escribo con una belleza holográfica mirando por encima del hombro? ¿Es de mala educación quedársele viendo al insustancial sueño guájiro de un quinceañero? Es más factible que empiece a navegar internet buscando síntomas que impliquen alucinaciones eróticas.

Mejor enciendo un cigarrillo.

¿Se ofendera la Musa si me disculpo un ratito para ir al baño? Lo que me hace pensar... ¿Que viste una Musa? Nada, o una túnica, es lo primero que me viene a la mente. Lo que me recuerda a Jack, el pintor que interpretaba Leonardo DiCaprio en «Titanic». El tipo se fascino con Rose (Kate Winslet, su musa) cuando la ve asomarse por una plataforma, tan cubierta como es posible... y un rato después ya la tiene desnuda inspirándolo desde un divan. Eso fue un avance para él, antes sólo había conseguido a una prostituta de una sola pierna...

Pero me distraje, las Musas, supongo inspiran por estar vestidas, pero durante siglos los pintores se esmeraron en pintarlas desnudas... probablemente por que si conseguían encuerarlas era más sencillo... proceder con su más humana inspiración.

Actualmente es mucho más sencillo dibujar una mujer desnuda... a muchas no hay ni que imaginarlas y más de una lo que cuesta trabajo es convencerlas de que no se desnuden cuando van a posar. Asi que los artistas han optado por la pintura abstracta o simbolismos extraños del arte-objeto... ya si quieren insistir en la desnudez se van por el acto sexual como arte.

Habríamos de vestir a las musas entonces. Pero no con la moda neochentera que hay ahora... lo original fue malo, lo actual es peor. Y esta idea tampoco me convence.

Tal vez baste con ése alucine semiadolescente, formado de tantos enamoramientos de esquina medio olvidados, famosas y lo suficientemente desdibujado para no tocarlo, lo suficientemente sólido para añorarlo.

Tal vez no.

lunes, junio 11, 2007

El Campo de Batalla, Real y Virtual

Hace mucho que no actualizaba y, para variar, en esta ocasión estoy sobrio...

El sábado a eso de las 00.30 horas llegue a los 36 años, y lo celebre unas horas mas tarde en una guerra virtual, donde morí varias veces.

Nos reunimos el clan Laberinto y los Deadguns -además de otros amigos- en una fiesta de videojuegos, hubo unos 6 o 7 tipos diferentes de consolas... y dominó, pero el estelar lo llevaban las 4 Xbox 360 conectadas en red para un torneo de Gears of War.

Hubo todo tipo de anecdotas en las diferentes batallas: Un chico de diez años ganó la partida decisiva a un adulto de 24; yo maté a todo un equipo enemigo de un solo tiro, lo cual fue mi pastel de cumpleaños, y nadie fue capaz de ganar un sólo round a quienes quedaron campeones: Los Mofetas -DarkSchneider, Gokou y el asesino silencioso: Foo Skeptic.

Me gusta Gears of War, a diferencia de otros shooters te exige una estrategia, echarle un poco de coco ademas de disparar a lo loco como en un Halo. Pero mas allá de eso, da la oportunidad de crear anécdotas con los amigos, experiencias de las que cimentan las relaciones, dan de que hablar o discutir, pero sobre todo se comparten.

Ese terreno compartido lo he encontrado, recientemente, en el gotcha -paintball-. A diferencia del mundo virtual acá sí sudas, especialmente cuando tienes la "genial" idea de jugar a 38 grados con un chaleco protector de tres centímetros de hule espuma forrada que te cubre todo el torso como si fuera antibalas -que lo es, pero solo para bolas de pintura-.

Igual que en un vídeojuego, hay que cubrirse y buscar a los enemigos para acribillarlos antes que te maten... pero aqui solo tienes una "vida" por juego y tu "muerte", al impacto de una bola de pintura, es mucho más dolorosa, si te atinan donde no tienes protección.

Es curioso, que a pesar de ser un juego donde sacas los instintos violentos más básicos termine relajándote y cimentando lazos entre perfectos desconocidos. Dando tema para largas y divertidas charlas, y una sensación de orgullo cuando haces una buena jugada.

Sales del campo de batalla, virtual o real, con una sonrisa en los labios y rodeado de amigos, ¿Que mejor?