
En la última semana me han dejado por enfrente diversos "sacos", ya sea de flojo hablador, de hijo de Chabelo o adultescente con complejo de Peter Pan... no tomé ninguno, me siento feliz.
Todos tenemos una imagen mental de nosotros mismos, a veces coincide con la realidad, a veces no -ya sea para bien o para mal-, hace años que me dibujé, traía puesta una gabardina, misma que usé por muchos años y en diversos planos de existencia. Ahora prefiero llevar una levita, su línea siempre me ha atraído, sin embargo de momento sólo puedo dibujarme con una.
Para quien no ubica las levitas, serían como el saco largo, como a la rodilla, que usan muchos personajes de "PIratas del Caribe".
Hasta ahora entiendo mi necedad, de cierta manera. La levita está tejida con textos, cuentos, historias, charlas, anécdotas, sentimientos, sangre, recuerdos velados, ridículos, risas, desamores, canciones, amantes, películas y amores... entre tantas otras cosas que se inmicuyeron en su tejido. El corte es sencillo y está llena de bolsillos ocultos. Hace juego con el sombrero.
Es evidente que me gusta mi levita, pero no había pensado en ello hasta que dio esta coincidencia en la que me ofrecieron otros sacos... y definitivamente preferí ser yo. Puede sonar ridículo, pero es para mí una forma de evolución personal y me hace sonreir complacido.