El verde como combustible

Gasolina "de la roja" es la que impulsa mi bicicleta a fin de cuentas.
Hace algo más de un mes compré una bicicleta, ya tenía ganas desde hace tiempo de volver a enfrentar ése extraño vacío vial en el que están los ciclistas. Se supone que haz de circular por la calle, pero los coches la agandallan en una lucha suicida para los que vamos en dos ruedas, las banquetas son el refugio, siempre que no atropelles a los peatones que son sus legítimos dueños.
Mi primer recorrido fue de noche, sólo a casa de un amigo... fue tranquilo y por calles secundarias para evitar todo el tráfico posible. Regresé a casa ya pasada la medianoche y con unas chelas en el sistema, así que me fui bastante más relajado. Luego me sume a un paseo nocturno en el que vas en grupo y protegido por patrullas, así que es bastante relajado. Los últimos días la he usado para ir al trabajo, ya con el tráfico matutino y sin protección... sigo vivo.
Esto viene siendo mi reentrada en el ejercicio, que desde hace 20 años no practico de manera formal. Sí, juego gotcha... pero corres unos metros y te haces bolita detrás de algo y quizá corras algo más a lo largo del juego... luego cotorreas una hora antes de volver a jugar. En la bicicleta recuerdas músculos que no sabias que tenías, y la impulsas a base de músculo "de la roja" circulando y recordándote que estas vivo... mientras los coches te ayudan a descargar adrenalina e instan a mantenerte vivo.
Como sea, mi intención es venir a la chamba en bicicleta tres días por semana, son 14 kilómetros entre ida y vuelta. En parte como ayuda económica, al ahorrar gasolina; ambiental, al no contaminar -salvo cuando sude mucho- y a fin de cuentas se siente bien hacer ejercicio, realmente he descubierto que cuando lo hago estoy de mejor humor.
El año próximo subirán los precios de todo... gasolina, canasta básica y cosas de primera necesidad como tabaco y alcohol. Entonces movimientos como el del ciclismo urbano empezarán no a ser recomendables, sino necesarios.