OdI 11: Mirar atrás

Leer un par de blogs me hizo pensar en el pasado. Más que en el pasado en las raíces, los padres, ancestros, antepasados. Hace rato le decía a una amiga que es vernos mas allá de nuestro nacimiento cuando miramos atrás... o algo así. Sonó mejor la primera vez que lo escribí.

"Si le preguntas a una mula, responderá que es hija de un caballo". No recuerdo donde lo leí, pero entiendo la frase y sé lo fácil que es caer en ella. Me tomó tiempo apreciar mis raíces, sobre todo por que la primera ocasión que escribí acerca de ellas, me expuse como hijo de la generación espontánea -aburrida historia-.

El lado materno de la familia es dominado por la cultura vasca, el paterno por la mexicana. Pero más que las culturas, me marcó el carácter de cada familia. Por un lado la liviandad del ser, por el otro la responsabilidad; la liviandad se combinaba con carácter duro y la responsabilidad con bohemia.

Mis cuentos para dormir variaban entre anécdotas de las peculiares vagancias de mis tíos -con frecuencia extremas- y relatos de traumatizantes vidas de santos. Hoy día soy más vago que santo, lo que habla mucho de la sicología del mensaje. Digamos que crecí entre contrastes.

Entrar en detalles llevaría a un blog aparte. En resumen, adoro mis raíces, con todo lo bueno y malo que incluyen; donde tanto "bueno", como "malo", son adjetivos intercambiables para cada anécdota.

Pie de foto: La máquina del tiempo de H.G. Wells (1959).