Technolust Victim

Quizá sería más adecuado decir que soy un “Techno Fashion Victim”… pero tiene menos impacto. Como sea que sea… lo cierto es que ciertas convicciones que tenía, yacen ahora en el fondo de una alcantarilla con un viejo celular atado a manera de ancla.

Ya hace tiempo que mi Alcatel luchaba por su vida. Tenía arranques moribundos, en los que fallaba inexplicablemente, pero yo era paciente y fiel. Luego de unos días empezaba a investigar, discretamente, otros modelos y milagrosamente el teléfono se componía.

Pero perdió la batalla, una carga de toda la noche le duraba unos pocos SMS o un par de minutos de llamada. El colmo fue cuando me amenazó que se apagaría si no cargaba su pila en ése instante, siendo que estaba cargándose. Alzheimer, supongo.

Buscando su reemplazo mi primera idea fue comprar un teléfono de batalla. Bueno, bonito, barato… útil para lo indispensable: Llamadas, SMS, reloj y agenda. Hice casting con los modelos dentro de ése perfil, y me di cuenta que soy algo más tecnoelitista que eso.

Subí el rango añadiendo cámara fotográfica de resolución decente, bluetooth y USB, con lo que me gustó más lo que veía en pasarela. Consideré el WiFi, pero al ver los precios me asusté… aunque una voz sensual al fondo de mi cabeza decía “wi-fi” en tono XXX.

Tras varias horas de navegación me decidí por un modelo (sin wi-fi) y averigüé donde lo vendían a 12 meses sin intereses. Una docena de mensualidades pequeñitas se ven menos dañinas que un agresivo pago único.

Salí feliz de la tienda… llevaba una bolsa en la mano y una sonrisa de satisfacción en los labios. Sí una de esas sonrisas que cuando las ves en un amigo, combinada con ojeras, sólo respondes con complicidad.

La voz sexy había callado y ronroneaba, después de todo, sedujo a mi sentido común y le convenció de la sensualidad del Wi-fi.

Technolust!!!